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Cápsula con células madre podría acabar con la diabetes 1

Cápsula con células madre podría acabar con la diabetes 1

Hace 14 años curar la diabetes 1 con células madre se veía como algo imposible, pero ahora después de cientos de millones de dólares y años de investigaciones, parecen haber llegado a la luz con el tratamiento para la diabetes 1.

Comenzó el primer ensayo de un tratamiento para la diabetes tipo 1 usando células madre. En octubre del año pasado se insertaron, a través de una incisión en la espalda, dos bolsas de células pancreáticas cultivadas en laboratorio derivadas de células madre en un hombre de San Diego (EEUU).

Es un paso importante además porque este ensayo sólo es el tercer tratamiento basado en células madre que se ensaya en Estados Unidos. Estas células, una vez extraídas se pueden cultivar en laboratorio y mantener su capacidad para convertirse en cualquier tipo de célula o tejido del cuerpo.

Los pacientes con diabetes tipo 1 tienen que vigilar constantemente su nivel de glucosa en sangre mediante pinchazos en los dedos, medir cuidadosamente cuándo y qué comen, e inyectarse rutinariamente la insulina que debería fabricar su páncreas. La insulina dispara la retirada del exceso de glucosa de la sangre para almacenarla en la grasa y los músculos. En el caso de los diabéticos de tipo 1, el páncreas no la fabrica porque su propio sistema inmune ha atacado y destruido los islotes pancreáticos, los diminutos grupos de células que contienen las células beta que segregan insulina.

La rutina es especialmente dura para los niños, pero si no gestionan su glucosa adecuadamente podrían sufrir lesiones neuronales, renales, ceguera, y enfrentarse a una esperanza de vida menor.

Foto: Esta cápsula biocompatible está diseñada para proteger a las células pancreáticas cultivadas en laboratorio.

Uno de los desafíos de esta técnica ha sido conseguir que las células madre se conviertan en células pancreáticas auténticas y funcionales, especialmente las células beta que segregan insulina. Como no se ha conseguido una receta para lograrlo, el método actual empleado es cultivar células pancreáticas inmaduras y esperar que el cuerpo haga el trabajo de transformarlas en células beta.

El segundo problema es cómo despistar al sistema inmune del paciente, que ataca cualquier célula trasplantada. La solución es una cápsula de malla de plástico que rellena con unos 40 millones de células pancreáticas inmaduras cultivadas en laboratorio. El objetivo de la cápsula es impedir el paso de las células T asesinas del sistema inmune, que son demasiado grandes para atravesar la malla, al mismo tiempo que permite a las células trasplantadas recibir nutrientes del flujo sanguíneo además de detectar el nivel de azúcar en sangre y responder en consecuencia.

Los datos reportados en estudios practicados con animales a la Agencia Estadounidense del Medicamento el año pasado, demuestran que las células producen insulina y por ello les permitieron continuar las investigaciones con humanos.

Hay al menos otros dos grupos que afirman haber controlado la diabetes en roedores y que podrían empezar a hacer ensayos propios próximamente. Uno de ellos es BetaLogics Venture, subsidiaria del gigante de la farmacia Johnson & Johnson, que el año pasado informó de que había revertido la diabetes en ratones usando lo que sus patentes describen como un andamio hecho de hilo dentro de una concha de poliéster. Sea como sea el dispositivo exacto, contiene lo que el investigador de Johnson & Johnson Alireza Rezania denomina células «fase 7», que no son islotes maduros aún, pero no son tan inmaduras como los precursores de ViaCyte.

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